Susurra desde la entrada de la gruta,
me llama,
quizá sin saberlo.
Tan sólo media mirada,
ojo de diosa en el pico
de la rosa del tucán.
A veces no entiendo las claves
ni sé si me pertenecen,
¿quién puede saberlo y para qué?,
si ni puedo ni quiero
apartar la atención
de mis cinco sentidos
del aura de sus señales.
En las melodías sonoras
y en las danzas silenciosas,
en las presencias
y en las ausencias.
(Tano) 9-2013
1 comentario:
Genial primo, me ha encantado el poema.
siempre aprendiendo.
Antonio
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