Nunca llamé firmamento
a una nube
que no me hubiera nombrado,
ni pretendí que mis juegos
llevaran cartas marcadas
sin ver las marcas
de mi oponente.
Siempre me confié
con quien conmigo lo había hecho
y nunca di pie a quien confundía el juego,
intentando, eso sí, no ser grosero;
sólo los empecinados nos encerramos
en la confusión.
La duda siempre es mi fiel compañera;
más cuando es conmigo mismo
hace tiempo que no puedo remediar
hacer una excepción:
sé muy bien de quien estoy enamorado,
ni por un momento la duda me asaltó;
con eso no juego,
no es posible poner normas
ni exigir correspondencia;
así son esas cosas
y así soy yo.
(Tano)
y así soy yo.
(Tano)
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