lunes, 12 de agosto de 2013

DE UN TIRÓN


Verdes como olivas eran los ojos de Sara,
la bellísima travesti encargada de girar el tambor
de aquel pedazo de hierro oscuro y frío.

El coro de donceles vestidos de negro
y ojos pintados enmudeció por completo
cuando su ídolo, aquel oso veterano
de cuerpo tatuado,
y yo, demacrado y frágil como el cristal,
nos sentamos enfrentados cara a cara
a ambos lados de la mesa carcomida.

La humedad y la mugre se podían masticar
cuando tomé en mi mano la herramienta letal,
… no lo dudé, …contraje mi índice
y un clic seco denotó que el percutor
había golpeado en un hueco vacío;
… ni una gota de sudor recorría mi sien
al retirar de ella el cilindro helado.

Era su turno y sus ojos parecían a punto
de reventar por el exceso de riego,
océanos sudaba aquel cabrón
mientras Sara, llorando, cumplía su misión.

Agarró el arma como si pesara mil kilos,
… la miró tembloroso, … me miró
mientras la dejaba sobre la mesa;
… no tengo cojones, dijo casi sin voz,
mientras su boca babeaba serrín.

A partir de ahora dedícate a lo que sabes,
le espeté, asustar abuelitas en los parques
y alucinar a niñatos aprendices de malos,
y cuando me levanté tranquilo de mi silla
rompió a llorar como una plañidera siciliana.

Compartí taxi con Sara hasta su casa
sin mediar palabra, sólo un hasta nunca
y un beso cómplice al apearse,
yo continué camino a mi lugar.

Aquella madrugada dormí de un tirón
… con la correspondiente ayuda química,
… es decir, como todas las madrugadas;
… ¡hace tanto tiempo ya!.

(Tano)

3 comentarios:

Rosario Vecino dijo...

Me morí!Tano!wawww!te lo dije desde el primer poema,me llegan ,me pegan tus letras,me encantan!.,y este paaaa!besote

Tano dijo...

Bueeeno, ROSARIO, me pone que te lleguen mis letras, pero no te me mueras, no jodas, looooca.
Besazos.

Rosario Vecino dijo...

jaja,no,ya volví en..no,que bueno este blog!shh dejame leer los otros!!