Sinfonía de besos bajo el arco iris de piedra
sonando en los tímpanos y en los adentros,
un solo final para dos quimeras,
una sola boca para dos hambrientos
que acaban de arriar sus velas
para abrazar nuevos vientos.
Bajo la humilde lámpara baila la Vida
vigilada de cerca por los ojos felinos
de la tigresa que todo lo mira
buscando el origen del estallido
de la evasión adictiva,
de un ritual desmedido.
Males sanados con pedos de lobo,
flor de otoño en tarde de verano,
posesión exclusiva de la esencia del todo,
al rozar el cielo se abrasan las manos,
constelaciones oscuras
en un firmamento claro.
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