Siempre pensó que el descubrimiento de un prolongado engaño
cambiaría sus sentimientos, por muy arraigados que estos estuvieran en su
corazón.
Pero ha descubierto que no es así.
A pesar de todo la sigue queriendo ... y extrañando.
Yo, prácticamente impotente, tan sólo puedo sentir propias las
lágrimas en mi hombro, sé que no tiene nadie más a quien llorarle, como siempre
fue … como siempre será.
(Tano)
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