martes, 14 de abril de 2015

PEQUEÑAS HEMORRAGIAS XI (El regreso):



Nunca me creíste;
no te diste cuenta de que tu desconfianza
no sólo malinterpretaba mis sentimientos,
sino que minusvaloraba tu mágica capacidad
para hacerme apreciar el amor y la belleza
… y para rescatar aquel ente moribundo
del cepo de la desidia,
del alquitrán de la autodestrucción,
del desapego por la vida;
de aquella antesala del infierno
en la que habitaba
y de la que dejé la puerta abierta
por si tocaba regresar.

Y ahora toca.

(Tano)

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