La sirena selenita
toma, entre dudas y levitantes bamboleos,
la determinante, y quizá dolorosa, decisión.
El ambiguo y entregado espíritu melódico
acata fiel y agradecido
la sublime posición en la idílica corte
concedida por el aura del astro
que da sentido a su afligida y lírica vida.
(Mientras …)
El indigno buitre gris,
inefable y perenne perdedor,
es privado del sentido del oído
y expulsado del terreno de juego
con expresiones ausentes
y algodones que sedan los tristes momentos.
Sumiso, renuncia a su capacidad de hablar,
pero suplica que no se le niegue
el humilde y merecido derecho
de continuar observando,
sumido en los latidos de las penumbras,
las bellezas que brotan como ramas de sauce
del corazón de la musa de las aguas.
Único mandamiento
de la ley de los amores descompensados
y las interferencias inesperadas que vician
las soñadas armónicas y cálidas emisiones
… y las correspondientes nítidas percepciones.
(Tano) 1.4.15
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