Perdido en algún lugar
entre la perversidad y la inocencia
nado en un firmamento pálido
que se aferra a mis entrañas
con sus raíces de diez orígenes.
Joven enjambre de oscuros luceros
que iluminan mis catacumbas.
En el anhelado infierno
se difuminarán las distancias
en el espacio y en el tiempo,
allí las llamaradas más extensas
son también las que más queman
y en ellas hay espacio para dos,
ya ves … se pueden compartir.
(Tano) 14.2.15
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