Inducción a la duda.
Empujón inesperado hacia el abismo de la ansiedad.
En las manos, los dedos se tornan huéspedes,
en la cabeza los pensamientos superan el aforo
y las lágrimas coaguladas del corazón
tiñen de negro las paredes de un pecho
anteriormente de perfume color lila.
¿Ausencia de una confianza declarada
o traición a la misma?
¿Una ocultación dañina premeditada
o una reacción tozuda ante un error no cuestionado?
Al final …
tan sólo la imagen de una espalda que se aleja
y cuya mirada indolente no deja pistas
sobre el impulso origen de su fuga.
Imposible la resignación.
Vueltas y más vueltas,
migrañas
… horizonte vacío.
(Tano) 17.2.15
No hay comentarios:
Publicar un comentario