Aprendí a ver las imágenes
que esconden tus pinturas tras el lienzo.
Aprendí a escuchar las notas
que en tus melodía sustituyes por silencios.
Aprendí a leer las palabras
con las que, entre líneas,
otorgas sublimidad a tus versos.
… A mirar a través de tus ojos
cuando ando buscando lo bello
… a oler con tus fosas nasales
si anhelo aromas intensos.
A correr con tus pies,
a nadar con tus aletas,
a volar tras tu pelo…
¿Fui un alumno correcto?
¿Quién puede cuantificarlo?
¿Quién puede cualificarlo?
¿Quién puede ser juez en esto?
Eso … no hay nadie que pueda saberlo.
Ahora, que ya no te muestras
y sin color ni calor me quedo,
me gustaría poder creer
que estoy viviendo un mal sueño.
(Tano) 26.2.15
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