Después de mucho esfuerzo,
muchos peligros
y astronómicas inversiones crematísticas
he conseguido llegar a tal grado de locura
que por fin he alcanzado la cordura verdadera.
Se sufre, de acuerdo,
pero después también se consigue
percibir el perfume de una mirada.
Pocos somos los elegidos
moradores de este Olimpo;
si tenéis cojones
... intentadlo
... y si necesitáis ayuda
aún conozco camellos que fían.
(Tano) 9-6-2014
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