Por la autovía de la huida
un camionero asesino con destino al averno
no siente piedad
por la etérea mujer despechada.
Vivo intentando resucitar de mi muerte
mientras un sereno y bien hablado cirujano
me susurra palabras mudas nunca dichas
en los parpadeantes lóbulos de los ojos.
Es fácil hallar un cabeza de turco
si el tribunal no exige pruebas contundentes.
Mientras mi yo tuyo, fiel al reflejo de mi vuelo
en el Olimpo subacuático,
continúa leyendo esas curvas dibujadas,
esos laberintos abonados con la imaginación
y con fertilizantes de azahares.
El hilo que me ata a tus pies descalzos
es mi único asidero ajeno a las cloacas …
… ¿Jazmines?,
sólo yo soy capaz de distinguir
ese aroma fresco de jazmines
entre la peste a podrido que desprende mi nicho.
(Tano) 25-6-2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario