sábado, 5 de mayo de 2012

VIAJE SUBTERRANEO




 Es un viejo, oscuro y angosto pasillo de metro, de los de cuando yo era un chaval. Colillas, escupitajos y manchas negras de sangre alfombran el suelo y un olor hediondo que funde el orín con lo mohoso inunda mi cerebro y marea mis sentidos.

 Camina junto a mí mi compañera. Parece, al contrario que yo, despreocupada. Sus pasos son ligeros, me cuesta trabajo seguirla hasta el andén donde se acumulan carteles y, en el suelo, vidrios rotos de botellas.

 Un tren vetusto y tuerto aparece por el túnel, no hace ruido, frena ante nosotros y comprobamos que las puertas venían abiertas. Al entrar observo que el vagón está vacío. El suelo es de vieja moqueta podrida empapada en parte de inexplicables fluidos, y las luces parpadean con el ajetreo. De tres en tres los escasos asientos se distribuyen de forma irregular. Los respaldos van remachados a paredes ensuciadas por pintadas macabras.

 Sobre una de las bancadas destaca, asquerosamente blanduzca y pálida, una pierna amputada desde el tobillo a la ingle. Ni rastro de sangre muestra el tétrico fiambre. Arrastro a mi amada a otro punto del vagón para evitar que lo vea, pero ella ya lo ha visto y no ha mostrado asombro. Sospecho que el exagerado movimiento dará con la pierna en el suelo. Mi amorcito parece ausente, mirando al vacío, el rostro relajado, nada parece afectarle.

 Cae la pierna sobre la pútrida moqueta y una brusca llamarada brota de uno de sus extremos. Se extiende la llama sobre las manchas del suelo a modo de reguero de pólvora, y de repente…¡cambia el escenario!. Veo el vagón repleto de gente deforme, como muertos manipulados por Satán; como moldeados por Él. Están escuchando una dulce y muy pegadiza melodía. ¡Es mi chica la que canta con voz de niña!. Se expresa en un idioma extraño y la música suena a muerte repetida y acompasada.

 Justo al terminar la canción el vagón desaparece en un enorme estallido negro y de repente nos encontramos caminando por otro pasillo nauseabundo y largo que finaliza en unas escaleras angostas rematadas por un recodo que no deja ver más allá.

 Avanzamos por el pasillo, yo aguanto la respiración todo lo que puedo y giro mi cabeza a la izquierda prevenido por el malencarado individuo con sombrero que se encuentra apoyado en la pared. La penumbra del lugar no me había permitido verle hasta entonces. Es alto y fuerte y lleva las dos manos guardadas en los bolsillos. Comienza a seguirnos y no tengo la mínima duda de que a la vuelta del recodo, tras la escalera, estará esperando un compañero para entre ambos atacarnos. En el resto de la instalación no hay absolutamente nadie y el sonido de las pisadas resuena como martillazos en el yunque de un herrero.

 Tal como preveía, al girar el recodo otro individuo se une a la persecución descaradamente. Este es exageradamente alto y con una figura absolutamente asimilable a la idea que solemos tener del Conde Drácula. Lleva una especie de montera goyesca y tiene reflejos de mil colores en el arrugado rostro, como si alguna vez se hubiera quemado en su totalidad. Mi adorada acompañante continua impasible, pero a mi ya no me sorprende, además estoy demasiado ocupado en controlar los movimientos de mis dos inmediatos rivales de lucha a muerte.

 Yo estoy prevenido, pero tranquilo. Llevo mi mano izquierda dentro de mi bolsillo sujetando la más afilada de mis navajas. Soy consciente de que no tendré ningún problema para acabar con sus vidas, si es que la tienen, pues soy bueno utilizando los cortes y no siento aversión por los cadáveres ni por la sangre. Tengo la sensación de haber matado a muchos anteriormente. Me resultará fácil, tan sólo se trata de esperar el momento oportuno.

 Este no tarda en llegar. El último en unirse a la persecución se acerca a mi rápidamente, pero según se va aproximando va encogiendose hasta convertirse en un individuo con el mismo aspecto pero que apenas levanta un metro del suelo. Sin esperar a que se acerque y sin siquiera sacar la navaja le lanzo una patada a la cabeza. Esta sale rodando arrancada de su cuello, del que mana un espeso líquido azul que corroe el suelo del pasillo como si de un ácido se tratara. La cabeza queda allí inmóvil mientras el resto del cuerpo sale corriendo pasillo adelante emitiendo una especie de chillidos mezcla de histeria y ecos de ultratumba, a la vez que desprende sonoras llamaradas de un rojo ocre, y desaparece.

 El otro individuo, al contemplar la escena, huye despavorido escalera abajo, rebotando de pared en pared. Emite los mismos sonidos insoportables que el anterior y las mismas llamaradas hasta que se volatiliza de repente en un humo que inunda todo de olor a vertedero hasta que se esfuma rápidamente pasillo adelante.

 Sin cambiar de aspecto ni de olor el escenario, de repente empieza a circular gente como si todo estuviera normal, y mi compañera se dirige a mi por primera vez. Me mira con ojos de pánico y con voz ronca me dice: ¡fuera, aparta de mi tu aura…eres muerte…eres muerte…!. Repentinamente la veo envuelta totalmente en llamas, también de color negro, y se va corriendo entre la gente mientras en el suelo deja una huella continua y desigual como de cera negra derretida. La veo desaparecer por el fondo del pasillo mientras todo el lugar apesta a bencina.

 Todo se ha quedado vacío repentinamente. Estoy yo solo envuelto en un charco de sudor y una fuerte angustia y ansiedad apenas me permiten respirar. Después de ver como todo se iluminaba de un blanco levemente rojizo y cegador ya no recuerdo más.

 Ahora han pasado los días. Me encuentro en el sofá de casa escribiendo esto, que supongo que es la confesión de un hecho grave cometido, pero no consigo encontrar ninguna prueba para autoinculparme ante la autoridad, si es que en aquel sitio en que estuve tiene juridisción algún tipo de autoridad.

 Pero con regularidad continúan los sudores y la ansiedad. Y eso sí, aquella cancioncilla que ella cantó ese fatídico día sigue resonando continuamente en mi cabeza. Sigo sin saber si ese idioma alguna vez existió. Tampoco he conseguido encontrar una melodía similar por ninguna parte, a pesar de tratarse de lo que se entendería por una melodía facilona.

(Tano)


 P.D.: “si alguien ha tenido la paciencia y el mal gusto de leer esto hasta el final, que no le busque metáforas ni dobles sentidos; es tan sólo un relato; lo cuento tal y como ocurrió,…o quizá como sigue ocurriendo,…¡o quizá como ocurrirá!”.




5 comentarios:

wersi dijo...

Tanito. Paciencia tengo y mucha cuando se trata de leer algo bueno...mal gusto no creo tener.
¿Te has planteado escribir más relatos?..¡joé! Eres bueno cómo poeta pero, escribiendo eres único. Trasladas al lector al decorado, consigues que sea protagonista de la escena. Has conseguido que recorra por mi espalda un temblor de terror mientras leía.
Excelente primo..todo lo que diga es poco.
Un besazo de la blondi.

P.D.
¿Se nota que me gustan las novelas de terror?

Tano dijo...

Pues nada, BLONDITA, ¿que te puedo decir?,...que me alegro muchísimo de habértelo hecho pasar tan mal, jajaja.

Ya te he escrito en el comentario del face lo de mi relación con los relatos (en este caso lo he calificado como cuento).

Tengo publicado alguno más.

En la columna de la izquierda, donde pone "Etiquetas", los tienes como "relato", como "divague", como "carta de amor" y como "cuento", aunque creo que ya los habrás leído.

Creo que no tardaré en escribir otro de este mismo corte, pues hay una idea que lleva algún tiempo metida en mi cabeza y no lo veo como poema.

¡Besazos, artistaza!.

Huellas dijo...

Ha sido como si alguien te narrara una pesadilla reciente, con todo lujo de detalles, ya me daba a mi mala espina esa compañera que no se inmutaba por nada ya...jajja
Se ve Tano que no tienes problemas de géneros, lo mismo te marcas un poema que desgarra la víscera que te apuntas a una de terror, vaya vaya..
Un placer primo.
Por cierto, no se me ha hecho larga porque hay acción constante en la historia. felicidades!

Tano dijo...

Muchas gracias ANA. Te diré algo que creo que ya te he dicho en otras ocasiones pero que no me importa repetir, pues es rigurosamente cierto: eres una de las persona más inteligentes que he conocido en mi vida. No lo digo por tus halagos a mis escritos, pues sería pecar de vanidad. Tú, que eres tan inteligente, ya sabes por lo que te lo digo, ¿verdad?.

Muxu, corazón.

Atala Grimm dijo...

Dibujas las imágenes perfectas, es de verdad una pesadilla de esas que dan cuando hay mucha fiebre y se está delirando. Creo que nos enseñas la verdad de lo que se ve cuando se está a un paso de la muerte. Seguro creo que en algún momento viviste esto, no se puede plasmar algo tan vivo sin haberlo sentido. Narras de una manera tan detallada que llevas de la mano a cualquiera a leerte y le haces seguir hasta el final. esto se logra cuando se es muy bueno y tu si que lo eres. Mis respetos y total admiración.