No te negaré, como
guerrero,
que busco mi reposo
en el puerto de tu ser;
pero también está en mi anhelo
el ejercer de lecho,
así, tú y yo,
lecho junto a lecho
si te parece bien.
Detesto el aferrarme
a clavo ardiendo,
no fue mi condición
la de cobarde,
pero ansío el abrasarme
en las llamas de tu cuerpo.
Bajo tu vestido color
blanco
mi lengua caliente,
serpiente silenciosa, recorriendo
el carnal torrente de tu piel,
desde el manantial que brota de tu sexo
hasta abajo, hasta el suelo,
hasta lamer tus pies.
Satúrame de arrope el
paladar,
obséquiame tus jugos mas ocultos,
empapa mis mejillas con tu miel,
y destrocemos juntos
las copas y los platos
que quedan por romper.
2 comentarios:
Sensual y pasional poema. Buenos versos. Un verdadero placer, en este caso sugestivo, leerte.
Un abrazo
Muchas gracias, Gabriel. Un abrazo.
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