sábado, 22 de diciembre de 2012

PARA BIEN VELAR

 
 El sauce llorón de pulido tronco
me oculta desde este lugar
dos charcas de honda mirada
y un lago de monstruo rosado
bajo un rotundo volcán,
unas playas de rojas arenas
que abren o cierran
mi ventana al mar.
 
 De expectativas no quiero ni hablar
y admito que, ni de lejos,
soy un hombre ideal,
pues nunca me puso los vellos de punta
escuchar lo que hizo Beethoven
ni nada similar,
pero sin embargo sí soy capaz
de, a pesar de que me llaman gato,
llegarme a enamorar
de algún ratón que me encuentro,
y eso no está mal.
 
 Me siento fatal
si me duermo sin escribir algo antes
de vivencias y sueños,
de vida o de muerte,
de las pecas que quisiera contar
una a una apoyado en un hombro
o entre almohadas rellenas de plumas
y sabor a sal.
 
 Como las lágrimas.
 Como el sudor.
 

2 comentarios:

Huellas dijo...

Buen relato querido amigo, para leer con suavidad este pedazo de uno mismo colgado en tu tendal. Con el dibujo me tengo que poner en serio porque ya se que es complicadísimo escribir con ese pincel que usas pero ya me emplearé a fondo ya... jeje.

No se si celebras la navidad, a mi estas fechas cada vez me gustan menos pero, compartir es bueno así que.
Feliz Navidad querido primo.

Zorionak!! eta muxuakkkkkk

Tano dijo...

Yo tampoco soy muy de espíritu navideño, amiga ANA. De hecho he pasado muchas nocheviejas completamente solo en casa y no he echado en falta ese supuesto furibundo amor que a todos ha de venirnos obligadamente por el prójimo para después volver a despellejarnos como fieras. Quizá salvaría la parte que tiene de autojustificación para ponenos guarros de dulces, jajaja.

Yo te deseo que seas tan feliz como te lo deseo el resto del año, que es todo lo que puedas, y que puedas muchísimo.

Mil besos.