Por lo vil de la
inconsciencia
se levantaron edificios sin cimientos,
o con cimientos de barro;
arquitectura traidora
que iluminó
un desolado paisaje,
prometiendo una ciudad futura
amorosamente habitable
con jardines compartidos.
Cuanto más suave era
la brisa
con más furor desarmaba
los sólidos materiales,
luchadores defensores
de la tambaleante barriada;
pero nunca la nobleza
ni la fuerza del amor
pudo compensar la ruina
provocada por un corazón
de condición homicida,
movido por sed de venganza,
esa venganza perversa
de una mente desbordada
por la ausencia condenada
de valor para la entrega.
Al arquitecto sin
alma,
ni escrúpulos,
ni lugar para la pasión,
se le atraganta el amor
que sale por su garganta
si piensa en su construcción.
2 comentarios:
Tanito, nada compenza la ruina que provoca un corazon de condición homicida. Solo habra que resarle al perdón para que aparezca algún día. Vos viste , ese don perfecto que todo lo puede.
Me gusto la fuerza que tiene el poema.
Abrazo grande amigo
Muchas gracias, querida RITA. Me encanta tu optimismo cuando hablas de un don perfecto, pues yo soy de los que opinan que no hay nada que se acerque mínimamente a la perfección. Yo diría "ese don menos imperfecto", jajaja. Eah, ya me he enrollado, jajaja.
Beso grande.
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