viernes, 22 de junio de 2012

CARCOMA




 Inminente implosión de las sienes,
brutal dolor de mandíbulas,
podredumbre en los huesos
o puñales lanzados por la inquina
de los besos soñados en desvelos,
de las carnes mordidas olvidadas
por la boca ensangrentada
pero presentes en los íntimos tormentos
de sudores y de fiebres
fruto de la nada.

 Los árboles de cemento
no dejan ver el bosque
de carnes vivas en tensión,
de pieles suaves
como pistas de hielo,
ni de abrazos que chapotean
en el mar de los sudores;
y en la alcoba
la presencia ácida y perenne
del amor de nadie.

3 comentarios:

tecla dijo...

Dolor de la ausencia, Tano. Vacío del desamor en plazas de cemento sin piedra ni peldaño al que subirse ni al que decir te quiero. Y la herida ensangrentada se ha quedado sin alma, sin agua, también sin sangre. Como seca de frío.
Y sin consuelo.

Dino dijo...

Se siente cada verso como un perenne acento cayendo, con palidez. Intenta darle color a las cosas, mas cae en olvidos. Vienen días, momentos, sufrimientos… a la mente pero fluyen cayendo en soledades. Presencia ácida, tenaz entre el silencio que alberga la soledad y la palabra. Algunas quedan como acento sin valor, en podredumbres que no entrañan y ni triunfo ni derrota. Momentos en los que queda la voz de sed y hambre inmersas en soledades que también quieren ser abandonadas.

El remate de los dos versos finales golpean, los imagino nocturnos, vigilantes de soledad y perennes en llanto.

No sé si ya te había confesado que me encanta leerte? mmm pues lo hago ahora y esa es la absoluta verdad que entrañan mis comentarios.

Tano dijo...

Yo si sé que te he dicho en anteriores ocasiones que me encanta que me leas, querida DINO, y que me dejan boquiabierto esos comentarios que no solo me halagan, sino que incluso me hacen ver perspectivas e intenciones que ni yo mismo había apreciado.

Efectivamente te lo he dicho en anteriores ocasiones, pero me encanta poder siguir haciéndolo, y lo haré mientras así lo sienta.

Mil besos, amiga.