Los tobillos cruzados,
los riñones apoyados en el almohadón
junto a un abismo de goma espuma
y la cabeza en el suelo;
… las piernas dobladas por las rodillas
en ese justo equilibrio
para que la nuca no soporte demasiada presión
y el torso no se arquee contra natura.
Un suave balanceo me lleva hasta algún punto
en que un estado no químico
de alteración de la consciencia
me sume entre el sueño y la creatividad pasiva.
Levitando entre laberintos suspendidos
me siento Dios creador de dioses
por cuyas venas sólo circula el aire que impulsa
un corazón esférico de gelatina incolora.
(Tano) 18-2-2014
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