Veo con los ojos abiertos
y veo con los ojos cerrados,
… adivino y veo,
… veo y adivino, … y sangro.
Veo un torso de mármol
oscuro y blando
descansando su melancolía,
apoyándola en los brazos;
adivino unos pies descalzos,
ocultos tras un parapeto metálico,
jugueteando al ritmo
de una melodía líquida.
Veo bajo mis alas
una deshilachada cabellera morena
cubriendo lo que adivino,
… acariciando lo que veo.
Soy un ave de torpe vuelo
del color de los trajes de posguerra
que levita entre la pupila
del firmamento nocturno
y los requiebros de un pez irisado
que baila sobre el arrecife de coral.
Veo con los ojos abiertos
y veo con los ojos cerrados,
de sol a sol, de Luna a Luna,
de sol a sol, de Luna a Luna,
de impotencia … o de calor
...a veces lloro.
...a veces lloro.
(Tano) 11-2013
1 comentario:
20 de noviembre
Esta madrugada he escrito el poema más extraño de mi vida.
Cuando digo extraño me refiero a que lo he escrito de la forma más extraña, en pocos instantes y sin fijarme lo más mínimo en como sonaba estéticamente ni fijarme en si era más o menos presentable por donde iba separando los versos.
No he hecho una sola corrección ni pienso hacerla, si decido publicarlo (tengo mis dudas) lo haré tal y como salió del tirón, como quien escribe un recado o un anotación para que no se olvide algo.
Creo que si en este poema hay algún psicoanalista que no sea capaz de leerme claramente el inconsciente, más le vale dedicarse a la fontanería o a la venta ambulante.
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