sábado, 19 de octubre de 2013

SIN PECADO DE OMISIÓN


No rompo jamás mi promesa,
esa que consiste en mirar aun con los ojos cerrados
esa bandera que ondea noche tras noche
en la estrellada fortaleza de mis sagradas creencias.

No se si el amable decreto que  por ti fuese dictado
incluye la obligación de demostrar mi obediencia
o con el cambio de tiempos debo callar mi emoción.

Sigo teniendo tendencia a abrirme en canal el pecho
y destapar sin remilgos el frasco de mis esencias,
mas si tú me lo pidieras, que cortase la hemorragia,
con lágrimas y unas vendas intentaré que la sangre
se almacene en mis entrañas.

Entre tanto, continuare acatando tus normas
y también guardaré en tu joyero
los besos que te debo y las espumas que robe.

(Tano)    10-2013 (actualización contextual de un poema anterior desfasado)

No hay comentarios: