Después de la
tempestad
retorna la calma maldita
con su fusta de sueños destrozados
a oscurecer horizontes
abriendo las tripas en canal,
a extirpar de sus cuencas los ojos,
a enterrarnos en vida.
Voluntad sometida
a la incongruencia
de un viento asesino racheado
que destroza el velamen,
abate las aves en vuelo
y se ensaña en la copa del árbol
lanzando el nido al vacío,
aroma de huevos podridos
perfumando el suelo.
Me pregunto si existe
la vida,
nacer o morir es lo mismo,
entre medias
la nada hecha cuerpo,
momentos de gloria o miseria,
comido por servido,
nada, cero,
gaseoso, sólido, gaseoso,
lo mismo ha de dar
vivo o muerto.