Libros
desencuadernados,
macilentos,
ruedan por la arboleda
donde ríos de zombis pasean
entre casetas en ruinas
y amenazadoras nubes.
Para que pueda trepar
la serpiente
sólo queda un esqueleto
de lo que fue el anticristo,
y unas alas desplumadas
que recuerdan su esplendor.
Ya no chapotea el
agua
sobre la cuesta entoldada,
barro negro en su lugar
pringa las caras infames
de desquiciados transeúntes
venidos de todas partes
al hechizo del engaño.
Tras la reja…
…un viejo banco vacío,
apestosa la melaza
que ahora ensucia las aceras
que devoraron la miel,
agrios aromas de especias
podridas en alacenas
de piedras por pavimento
son engullidas por obsesos
en las mesas callejeras
de mugrientos restaurantes.
Un año, un segundo;
un año, una eternidad;
un año, un infierno
de ventanucos con vistas
al paraíso irreal;
un año, una vida;
un año, un espejismo
con la muerte por final.
4 comentarios:
A veces un año puede durar toda la eternidad, Tano. Incluso los instantes. Hay momentos eternos.
Tanito, quien dice un año, dice un segundo ... es tan volátil la noción de tiempo, tan largo en la espera y tan corto en el encuentro de dos amantes. Un año es eterno para un estudiante que repite, un segundo una eternidad para quien sufre... Que tema tocas amigo... tanto para pensar ha dejado este poema. Me gusto mucho amigo.
Besos miles
Estamos de acuerdo, querida TECLA. El mismo espacio teórico de tiempo a veces pasa volando y a veces se estira hasta casi el infinito, incjuso a veces ese instante nos acompaña hasta la tumba.
Besosss.
Es un tema muy sobado, pero siempre sorprendente, querida RITA. El ejemplo que has puesto me parece perfecto. Yo siempre pensé que hay veces que en un minuto envejecemos hasta consumir gran parte de nuestra vida, y en otras ocasiones pueden pasar años sin que ni nuestro cuerpo ni nuestro intelecto se desgasten demasiado. Cuestión de estado de ánimo.
Muchos besos, amiga.
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