martes, 28 de junio de 2011

NAUFRAGIO



Rictus de triunfo en el rostro curtido
del corazón del capitán pirata,
en sus orejas dos aros de plata
por dos veces Hornos, una Cupido.

Olor a podrido, carcoma y ratas
acompañaba la llegada a puerto,
ansiado final sin peligro cierto,
labor cumplida sin ninguna errata.

¡Viva la vida!, nadie había muerto,
planes de futuro, nueva ilusión
por el buen final del final abierto.

Pero en la bocana hizo aparición
la ola traidora que truncó aquel sueño
con fuerza inaudita y sin compasión.

2 comentarios:

tecla dijo...

La vida es así de cruel e imprevisible. De pronto las cosas se pueden torcer y no hay bien que las remedie.
Me gusta mucho como escribes, Tanito.

Tano dijo...

La puta vida, como se suele decir, querida TECLA, a la que nunca terminamos de acostumbrarnos. Y que socorridas y atractivas son siempre las historias de piratas, ¿cierto?.

¡Besos!