A veces necesitamos sentirnos víctimas
para poder arrojar la bilis de la ansiedad,
y si no hay ningún malo al que culpar
sin querer recurrimos a quien más nos quiere,
pero al no recibir los reproches que buscamos
los damos por hecho, y así ya tenemos
la disculpa ideal, sin darnos ni cuenta
de que recurriendo a la misma persona
con el pecho abierto y con tranquilidad,
su sincera actitud y su amor por nosotros
un mayor apoyo nos podrian prestar
2 comentarios:
Tano, las ansiedades asi, como la hierba mala, se va metiendo por todos lados aunque no queramos. No se si se pueden combatir ... lo bueno es que hay gente que ayuda con el corazón y todo su amor.
Abrazo grande mi querido amigo.
Afortunadamente para mi, hoy por hoy me encuentro entre esa gente de la que hablas. Lo jidido es que todavía se distingue muchísima soledad de gentes rodeadas de multitudes, preciosa.
¡Compartimos abrazo, amiguísima!
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