Mueren las fiestas de final del verano;
… apesta la hilera de oxidados remolques
saturados de vendimia decadente
y el sin-fin gira sin parar
arrastrando el génesis de futuros vómitos
en las mañanas inexistentes de domingo.
Supuran jugos el asfalto,
los caminos,
los cementos y las aceras,
… y yo,
aturdido por la vista de la diferencia en lo mismo,
pienso en mi ausencia en tus pensamientos.
Maldigo tu exilio dorado frente a mi horizonte azul
sintiendo como el inmediato retorno a la rutina
será una forma de escapar del tormento.
Quizá tu hiriente acento al pronunciar mi nombre
como si fuera la primera vez,
poco después del solsticio de la luz,
sea el aliento que me haga renunciar
a la entrega definitiva en manos de los sexos infectos,
de las jeringuillas asesinas
y de las hemorragias nasales fundidas con los despojos
de los excesos demográficos de los malditos.
… Nueve meses de barbecho.
(Tano) 3-4-2014