Veo un regreso de madrugada
a la dulce soledad de un cálido destierro,
voy por caminos de tierra que serpentean
bordeando las espumas,
a golpe de riñón y de piernas,
... o tal vez sentado sobre el persistente zumbido
de un mínimo motor de explosión.
En mi rincón contemplo el horizonte
mientras trato de plasmar la inspiración
de una tarde soleada
compartiendo arenas y brisas contigo.
La voz de la sirena blanca me dice
que no estoy loco,
... al menos en esta ocasión.
(Tano) 2-2014
1 comentario:
Precioso el poema, es tuyo?
Saludos
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