Ruido de aves,
de perros
y de gatos
ponen la melodía
al nido de piedra
donde dos poyuelos
picotean los jugos
de pieles afines
y de labios mojados.
Lo mismo da
la mañana
que la tarde
cuando se habita
fuera de este mundo
y no se teme
perder el calor
de esos muros
donde el humo
es dulce
y mi ascua
arde.
“Y sin convertir
el lecho en cenizas”
8 comentarios:
Me apasionas, Tano, mi querido poeta subido hasta más allá de donde habitan los sueños.
Qué buena derrama de sensaciones con estos versos. Mucha artesanía en tus versos.
Un abrazote, tío.
Cuando no hay temor se vive y se aprecia mejor, cuando no se teme vivir la llama siempre estará ardiendo y el alma estará abierta para sentir.
Un beso inmenso tanito
Mi querida TECLA: lo bueno (o malo, según quien y como lo oriente) de los sueños es que por muy alto que subamos siempre podemos descubrir uno que nos llama a seguir ascendiendo. AAhhh, nosotros y nuestro empeño por burlar la ley de la gravedad. Pues ale, en ello estamos.
Besazo, primita.
Mil gracias por tu visita y tu halago amigo HIMALAYENSE, quiero decir, Gabriel. Reconozco que hasta la fecha he tenido abandonado tu blog perenne. Conforme vaya disponiendo de más tiempo me iré poniendo al día, me encanta bloggear.
Un abrazo, primo.
La ausencia de miedos, o mejor dicho, el convencimiento de poder superar la causa que produce el miedo, es sin duda el mejor combustible para emprender cualquier tipo de viaje, mi querida SUSANA. Un millón de gracias por tu fidelidad.
Besazossss.
El miedo es psicológico y siempre mejor con mente limpia. soñar... ay los sueños...
Sí, querido amigo HISPALENSE, el miedo es psicológico, pero también inevitable si no se es psicópata. El tema está en intentar ganarle la batalla hasta conseguirlo.
También creo que el soñar, y preferiblemente despierto, es un excelente ejercicio.
Mil gracias por tu visita, primo.
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