Ya no me sermonean las voces
que levantaron ampollas en tu aliento
y decido instalarme en la desidia esperanzada
… de ti.
Tú mientras, sin mirarme, reposas en la luna
que ilumina las simas donde habito.
Pepito Grillo fue ascendido a Don José
y ahora ve los toros desde el palco
donde las azafatas de clausura colgaron los hábitos
y sirven whisky de 500 años.
Una forma sofisticada de ahogar
los ecos
de la Santa Inquisición.
Ni me sanan las llagas que se
infectaron con tu aroma,
ni quiero que me sanen;
sólo quiero que la pus que me
supura
continúe sabiéndome tan dulce
como me sabe tu saliva
cuando le robo al viento submarino
uno de tus besos.
(Tano) 10.9.15
2 comentarios:
Irreverente y tierno a la vez.
Besos Tanito
Besos, Rita, uno por cada agradecimiento que te debo por tus lecturas y tu amistad.
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