Rostro de miel y mirada de hiel,
no sé si voz de timidez o de desprecio
en el florecer negro de cada tarde.
Nunca en el puente sobre el sucio arroyo
sino un poco más allá,
junto al árbol partido
mucho antes de saber de su oscura compañía.
Cada poco
… un paseo entre el polvo
… un paseo hacia el polvo,
y vuelta al mismo instante
con la deuda a punto de saldarse,
… una deuda que es de por vida.
¡Huye, huye, huye …!
(Tano) 1-8-2014
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