Sentir el beso sin rozar los labios,
añorar lo que no se tuvo,
desear menos de lo que se posee,
sentir el nudo que ata,
el aroma que sin olerlo, epata.
Soñar despierto con cabellos,
con pieles cubiertas por el mismo cielo,
con sudores que se buscan,
que comparten la burbuja,
que se aíslan de lo ajeno,
y cada instante es de Plata.
Plata que adorna el vestido,
el vestido de torear,
el que de Sangre se empapa.
En una hoja seca de chopo, la cara,
la vulva en una orquídea medio marchita,
la cintura acechando en cada sueño,
las caderas ignorantes de su dueño,
obsesión con pechitos de nata.
Compartir Luna, odiar distancias,
beber lluvia de nubes que me manda,
fundir en una las ceras de las carnes.
Amar la Plata a la Sangre.
Amar la Sangre a la Plata.
Sueños dulces, locos sueños
que me matan.
2 comentarios:
Tanito, te pedí que te prodigaras más, y ahora soy yo quien te falta a la cita.
Qué bien escribes, y cuanto talento tienes, no dejes de venir. Adoro tus versos y esa plata de azúcar que tanto te conmueve.
Tus comentarios son ligeras alas para mi, querida Tecla. A pesar de mis acostumbrados altibajos creativos procuraré que mis ausencias a la hora de publicar no sean demasiadas. Como lector no las habrá. Mil besos.
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