explorándote cada rincón,
calentándote desde adentro,
atravesándote el corazón
y espumándome en tus caderas.
Ser saliva y anegar tu boca
ensartado por tus dientes,
y fugarme cuando duermas
a besar tus comisuras
y tus mejillas ardientes.
Ser tu flujo y empapar tu sexo,
y allí sentir extasiado,
en tus goces solitarios,
entre suspiro y jadeo
como me rozan tus manos.
Ser tu puente, tu río, tu laguna,
que chapotees dentro de mi,
y para ceñir tu cintura
ser tu envolvente toalla,
¡que no te vean desnuda!.
Y, en la noche, ser tu sábana
cubriéndote con ternura,
que no te incordien las moscas,
pues yo mato, si lo pides,
por darte un rayo de Luna.
Ser tu perro, tu esclavo, tu moqueta,
mas no abuses demasiado,
pues no olvides que soy perro
que de vez en cuando ladro,
y si me encabrono, muerdo.
A mi vera tu no temas,
pues por mi sangre yo juro
que si estas en un apuro,
por ti me corto las venas.