miércoles, 12 de junio de 2013

SIN NADA


Entre la fortuna y la miseria
transitan unos huesos
que jamás hallaron la tea prendida
en la mazmorra que daba al norte.

Tú piensas que mi oficio es otro,
el rapar cabelleras en el sentido inverso
al que marcaban las agujas
del viejo reloj de cuerda.

Los sueños, vida son,
como no lo es la amargura
del amor calculado a la medida.

Me refugio hecho un ovillo
entre las flores que inundan
el sepulcro de tus besos,
y pienso en lo desmedida
que alcanzó a ser mi locura.

Como jamás te pensé
a la hora de masturbarme,
si no duermo de un tirón
es por lo mucho que te amo,
muchos “mucho más”
de lo que alcanzaste a pensar.

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